Muy antiguamente, en Babilonia, las prostitutas sagradas consumaban relaciones
sexuales en las azoteas de los zigurats. Era su manera de rendir tributo a los dioses y a la vida. Los matemáticos astrólogos observaban cómo Ishtar, la diosa de la fertilidad
corría veloz hacia Marduk, el patrono de Babilonia. Hasta dónde llegaría aquel encuentro entre Ishtar y Marduk, con Sharru de
testigo, era lo que asombraba a aquellos matemáticos.
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